Estimados hermanos la incredulidad paraliza. Provoca que los creyentes detengan su caminar hacia el propósito de Dios. La incredulidad levanta una pared que no deja llegar la Palabra de Dios al corazón de la gente. Hebreos 3:12 «Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo».
Autor: Pastor Pedro Chandía O.