No podemos olvidar que el discipulado verdadero, el seguir a Cristo tiene un precio muy alto y requiere un compromiso total con el reino de Dios. Es por eso que Jesús nos dice: Dame tu corazón. Una vez que tenemos una visión correcta de Dios y reconocemos que es inaccesible mientras no haya una consagración total -pues la consagración es el proceso mediante el cual uno se purifica para llegar a ser digno de acercarse a Dios y ser transformado a la imagen de Cristo- podemos darle nuestro corazón.
Autor: Pastor Pedro Chandía 10 de Julio 2011
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